La leishmaniasis canina es una enfermedad parasitaria que afecta principalmente a los países de la cuenca mediterránea. Está producida por un protozoo del género Leishmania y se transmite a través de un insecto de pequeño tamaño del género Phlebotomus. Afecta a varias especies de vertebrados incluidos los roedores, los cánidos y los humanos. ¡Desde Loyal te contamos más sobre esta enfermedad!
¿A quién afecta la leishmaniasis?
La leishmaniasis canina afecta a todas las razas de perros aunque se diagnostica con mayor frecuencia en razas grandes. Esto no es porque tengan una mayor predisposición a padecerla, sino porque permanecen muchas más horas en el exterior y, por tanto, aumenta el riesgo de que sean picados por el insecto que la transmite.
Actualmente se sabe que no todos los perros que presentan leishmania van a mostrar síntomas de esta enfermedad. De hecho, un perro puede tener leishmania en su organismo, pero no desarrollar la enfermedad (parece ser que hay individuos que son resistentes a ella).
¿Qué síntomas puede presentar un perro con Leishmaniasis?
El parásito provoca diferentes síntomas en cada perro y afecta a órganos distintos. Aparece por igual en machos que en hembras, pero se ha visto que existen dos picos de edades en los que hay mayor posibilidad de que los animales desarrollen esta enfermedad. Uno de los picos será hasta los tres años y otro a partir de los siete u ocho años. Por tanto, será más probable desarrollar esta enfermedad en las etapas de vida en que los perros son algo menos inmunocompetentes.
En cuanto a la sintomatología esta puede ser muy variable e inespecífica. La leishmania puede producir lesiones muy diversas en la piel, así como problemas hepáticos y renales. Los síntomas más frecuentes que se pueden observar son:
Síntomas Generales:
- Anorexia (pérdida de apetito)
- Pérdida de peso no justificada
- Decaimiento
- Crecimiento exagerado de las uñas
- Hiperqueratosis (engrosamiento de la capa externa de la piel)
- Epistaxis (sangrado nasal)
- Cojeras
- Infartación (aumento de tamaño) de los ganglios linfáticos
- Polidipsia (necesidad de beber más agua)
- Poliuria (orina en más cantidad)
Síntomas en piel:
- Alopecia
- Descamación
- Úlceras
- Depilación alrededor de los ojos
- Lesiones costrosas en las orejas
- Mal aspecto del pelo. Sin brillo y se cae más de lo normal.
Síntomas oculares:
- Conjuntivitis
- Queratitis (inflamación de la córnea)
- Uveítis (inflamación de parte interna del ojo)
Síntomas digestivos:
- Vómitos
- Diarreas
La leishmania se manifiesta en numerosas ocasiones asociada a otras enfermedades parasitarias como pueden ser ehrlichiosis, filariosis, sarna sarcóptica, sarna demodécica, etc.
¿Cómo se transmite la leishmaniasis?
El protozoo responsable de la leishmaniasis presenta dos estadios morfológicos:
- Promastigote: de forma alargada, con flagelo y móvil que vive dentro del tracto digestivo del mosquito.
- Amastigote: de forma redondeada e inmóvil. Vive dentro de algunas células de los vertebrados, en este caso de los perros.
Los “mosquitos” al “chupar” la sangre de un perro con leishmania se infectan porque ingieren los macrófagos llenos de amastigotes y una vez que llegan a su intestino se transforman en promastigotes y se multiplican. Si al cabo de unos días este Phlebotomus infectado pica a otro perro, le transmite el parásito pudiendo causarle la enfermedad.
Diagnóstico y pronóstico
El diagnóstico presenta muchas alternativas y requiere una interpretación correcta de los resultados que obtengamos, auqnue no siempre es fácil. Podemos tener un diagnóstico que dice que el perro tiene el parásito, pero eso no siempre quiere decir que tenga la enfermedad. Además hay que tener en cuenta el hecho de que aunque encontremos el parásito no quiere decir que este sea responsable de los síntomas con los que acude a la clínica. Los resultados que se obtienen a partir de cada técnica empleada para el diagnóstico de leishmania deben ser interpretados adecuadamente y valorados por el veterinario.
Si el resultado es positivo, el veterinario decidirá en función de varios parámetros si es necesario tratar o no al animal, si existe o no existe enfermedad. En cualquier caso, instaurará un programa de control sobre el perro para mantenerle vigilado y que leishmania no cause problemas graves.
Tratamiento para la leishmania
Los fármacos usados en el tratamiento frente a leishmania se pueden dividir en dos grupos:
- Los que actúan sobre el parásito como leishmanicidas (destruyéndolo) o como leishmaniostáticos (impidiendo su multiplicación).
- Los que no actúan directamente sobre leishmania, sino que modulan o regulan la respuesta inmunitaria alterada en el curso de la enfermedad.
- Los que actúan como soporte para contrarrestar las lesiones orgánicas que haya podido provocar la leishmania.
Los tratamientos se basan generalmente en el uso de varios fármacos. Las dosis y pautas recomendadas, el uso de unos fármacos u otros o de dietas especiales van a variar en función de varios factores como las fases del proceso, las manifestaciones clínicas, la presencia de enfermedades asociadas, etc.
Pautas para controlar la leishmaniasis
- Un diagnóstico temprano.
- Controlar las posibles enfermedades asociadas.
- Tratamiento con los fármacos apropiados durante el tiempo indicado por el veterinario.
- Revisiones periódicas para evitar recaídas.
Prevención y control
La leishmaniasis es una zoonosis que puede producir graves problemas en personas inmunodeprimidas y en poblaciones de riesgo. Es prácticamente imposible el contagio por contacto directo entre animales o personas, ya que tiene que haber un vector que transmita la enfermedad al inocular el parásito. Además, una vez que un perro comienza a ser tratado deja de ser un posible foco de contagio.
Desde un punto de vista sanitario lo que no va a ser admisible es tener un perro con esta enfermedad y no tratarla. Esto sí constituye un peligro real de contagio.
Consejos para prevenir la leishmaniasis en perros
- Pipeta para leishmania: estas pipetas contienen un líquido antiparasitario que repele al mosquito y evitar que éste pique a tu peludo. La manera de suministrarlo, es en una zona donde el perro no pueda limpiarse, como la nuca o debajo de ella. Separamos los pelos del perro y aplicamos la solución en la piel hasta terminar con la totalidad de la dosis. Ten en cuenta que no todas las pipetas son específicas para flebotomos, así que antes de comprarlas asegúrate de que es para este tipo de mosquito.
- Collar contra la leishmania: este collar actúa igual que las pipetas que solo que en este caso solo tienes que ponérselo al perro y listo. No produce dolor, olor ni molestias a tu peludo. Es más, se suele recomendar el uso tanto de las pipetas como del collar a la vez para una mayor protección.
- Vacuna contra la leishmania: mediante la vacunación generaremos inmunidad específica contra este protozoo y así evitar el desarrollo de la enfermedad.
Finalmente, recuerda mantener a tu perro a salvo de zonas donde puedan existir mosquitos, como por ejemplo, zonas de agua estancada con mucha materia orgánica sobre todo en épocas de calor y el atardecer y amanecer, que cuando aparecen más.
Y tu, ¿conocías cómo la leishmaniasis podía afectar a tu perro? ¡Nos vemos la próxima con más consejos para cuidar la salud de tu peludo!